Las casas de la gente modesta eran pequeñas tenían una sola planta con muy pocas estancias y una terraza en el tejado.
Las viviendas de las personas adineradas tenían dos plantas. El piso inferior er el lugar en el que se recibía a las visitas y constaba de un patio interior y varias estancias. El piso superior estaba destinado a las habitaciones de la familia.
El mobiliario era excaso. Para dormir usaban colchones que enrollaban durante el día. No tenían armarios: la ropa se guardaba en baules y los utensilios de cocina en huecos hechos en los muros.